EL PAPEL DEL PASTOR EN LA EDUCACIÓN THEOLÓGICA DE LA IGLESIA

EN EL CONTEXTO MISIONAL

Douglas L. Rutt©2000

 

Dos Extremos en Pensamiento Misiológico

 

Creo que ha habido dos extremos en cuanto al rol o papel del pastor-misionero en la teoría y práctica, es decir, en el pensamiento misiológico.  Por un lado, una práctica muy común, especialmente en la historia de las misiones luteranas, es que el pastor-misionero es llamado para servir principalmente como pastor de una congregación local.  En otras palabras, para nosotros en el Sínodo de Misuri, la definición de un misionero, casi era simple y sencillamente un pastor quien servía en una congregación en el exterior.  Todavía muchos me preguntan, si, durante mis años in Guatemala, yo tenía a mi cargo una congregación.  Hay casos, aun en los tiempos más recientes, de pastores-misioneros quienes han sido llamados para pastorear a un sólo rebaño. 

Todos hemos visto situaciones dónde los pastores-misioneros del exterior se encargan, manejan, dirigen, y mandan en iglesias por muchos, muchos años; por ejemplo, el caso de una iglesia en el continente de África, donde sólo después de casi 90 años, al fin tuvo su primer obispo que no era misionero extranjero.  A veces esta falta de entrenamiento y empoderamiento no es algo contemplada como estrategia, sino es algo que simplemente ocurrió porque no había condiciones o planificación para intencionalmente levantar al liderazgo local.  Hay aquellos, sin embargo, quienes no aceptan la necesidad o la rentabilidad o no ven el beneficio de tener pastores y otros lideres autóctonos.  Creen, y se justifican teológicamente, que no hay razones para apurarse en el desarrollo de un ministerio local.  El resultado generalmente son largos años de dominio sobre los nuevos creyentes.

El otro extremo es la idea que el pastor-misionero nunca debe ejercer funciones pastorales.  Según esta aproximación estratégica, el pastor-misionero no debe predicar sermones, no debe encargarse de estudios bíblicos, no debe tomar ningún rol de liderazgo, nunca debe aparecer en público cómo dirigente de la obra, sino que debe mantenerse siempre atrás de los nuevos líderes, casi escondido, para apoyarles, motivarles y enseñarles, pero nunca para presentarse cómo una autoridad espiritual ante el grupo de nuevos creyentes.  En otras palabras, nunca debe involucrarse en ningún ministerio directo, sino que su tarea es solamente la de enseñar y capacitar a los líderes locales.  Según esta manera de pensar, si el pastor-misionero se presenta como líder público, le quitará al líder o pastor local algo de su prestigio,  influencia o autoridad, y así impedirá el desarrollo del ministerio autóctono o nativo.

Yo sé de un misionero, por ejemplo, quien fue regañado por un ejecutivo de la oficina central de su misión por habido cometido el horrible pecado de predicar un sermón en público.  Según el ejecutivo de la jefatura de la misión, el pastor-misionero no debiera haberse metido en tales cosas.  Al ejecutivo de la misión, el hecho de que el misionero predicó le fue prueba clara que el misionero era paternalista y estaba impidiendo el adelanto del liderazgo de las congregacionales locales.

 

Todos los Santos y la Evangelización

 

Yo menciono estos dos extremos, porque creo que cuando hablamos del papel de un pastor-misionero, es decir, un pastor quien sirve en un contexto misional, en cuanto a la educación teológica, veremos que una aproximación más adecuada queda entre estos dos extremos.  Un pastor no deja de ser pastor.  Por otro lado, un pastor debe reconocer su papel de capacitar a los santos, de hacer obras de servicio, y de la construcción o levantamiento del cuerpo de Cristo, es decir, de preparar, capacitar y empoderar al pueblo de Dios.[1]

En verdad, todos los santos tienen un rol muy importante en la divulgación del evangelio.  Por eso hablamos del rol del pastor en la educación teológica.  El pastor-misionero no puede hacerlo todo, especialmente cuando pensamos en la gran urbanización que está realizándose en Latinoamérica.  Latinoamérica tiene cuatro de las 10 ciudades más grandes en el mundo, con áreas urbanas tales como esta gran ciudad de Sao Paulo, con casi 20 millones de habitantes.  Esta ciudad tiene más habitantes que muchos países enteros en el mundo.  Podemos hablar de las mega-ciudades como México, o Buenos Aires o Río de Janeiro, además de las muchas otras ciudades con una población de uno, o dos, o cuarto o cinco o seis millones.  ¿Cómo se van a alcanzar tantas personas con el evangelio de una manera que tenga impacto?  Es obvio que todos los Santos se tienen que movilizar.  Esto es algo que las Sagradas Escrituras destacan, por ejemplo en el versículo bien conocido que habla del Sacerdocio Universal, 1 Pedro 2:9, "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."

El primer presidente de la iglesia Luterana-Sínodo de Misuri predicó un sermón en San Luis en el año 1842, antes de la fundación del Sínodo, cuando posiblemente nadie ni soñaba con una iglesia de 2.6 millones de miembros, o sea, cuando la iglesia donde él predicaba era todavía una pequeña misión.  El Dr. Walther, sin embargo, destacó el privilegio y la responsabilidad de cada cristiano para hacer su parte en la extensión del reino.  Citando a Lutero, Walther predicó:

 

Con razón Lutero dijo, "Cuando un cristiano comienza a conocer a Cristo como su Señor y Salvador, quien lo ha rescatado de la muerte, su corazón se transforma en un corazón piadoso, para que tenga el deseo de ayudar a todos.  No conoce un gozo más inmenso que el gozo de conocer a Cristo.  Por eso, sale a enseñar y advertir a otros; da loores y declara sus bondades ante todos; ora y declara a todos que ellos también deben recibir su gracia."[2]

 

Walther sigue en la misma línea, diciendo:

 

La iglesia cristiana es una gran casa misionera.  Cada cristiano es un misionero, enviado por Dios a su propio círculo para convertir a otros a Cristo, invitarles a la boda celestial, y para inscribir a soldados de todas partes en el tesoro eterno y el ejército de Cristo.  Dios no da sus dones espirituales a pastores y maestros únicamente.[3]

 

La Relación entre el Sacerdocio Real y el Ministerio Público

 

Cuando hablamos de la necesidad de movilizar a todos los Santos en la misión de la iglesia, no estamos hablando de borrar la distinción entre el Sacerdocio Universal y el Oficio del Ministerio Público.  Las mismas Escrituras mantienen esta distinción, y aun que enseñan claramente el concepto del Sacerdocio Universal, también mantienen que hay un oficio especial de enseñar, apacentar, pastorear, gobernar, etcétera, que los cristianos en general no poseen. Por ejemplo, está escrito:  "¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros?" (1 Cor. 12:29).  Y, "¿Cómo predicarán si no fuesen enviados?" (Rom. 10:15).  O también, "Hermanos míos, no haya entre ustedes tantos maestros, pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad" (Stgo. 3:1).

            Lutero mismo, quien descubrió nuevamente la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes, nos da una explicación excelente acerca del rol y la relación entre el Sacerdocio Universal y el Oficio del Ministerio Público.  Escribe:

 

Tan pronto como nos hacemos cristianos por medio de este Sacerdote (Cristo) y su sacerdocio, y mediante la fe nos vestimos de Él en el Bautismo, tenemos el derecho y la autoridad de enseñar y confesar la Palabra que hemos recibido de Él, delante de todo el mundo, cada uno según su vocación y estado en la vida.  Pues aunque no todos estamos en el oficio o vocación ministerial, no obstante, todo cristiano debe enseñar, instruir, exhortar, consolar y reprobar mediante la Palabra de Dios cada vez que sea necesario hacerlo, como un padre o una madre lo hacen con sus hijos y subalternos, y un hermano vecino, paisano o aldeano con el otro.  Pues un cristiano puede instruir y amonestar a otro que ignora o no sabe bien los Diez Mandamientos, el Credo, el Padrenuestro, etcétera; y el que así es enseñado debe recibir la instrucción como si fuera de la Palabra de Dios y confesarla públicamente.

 

Habiendo dicho lo anterior, sin embargo, Lutero aclara que hay un oficio especifico que se distingue del Sacerdocio Universal.  Él sigue diciendo:

 

Aunque todos somos sacerdotes, no por eso todos podemos o debemos predicar, enseñar o presidir; sino que del grupo debemos seleccionar y escoger a algunos a quienes confiamos este oficio; y el que dirige no es sacerdote por razón de su oficio, pues todos lo son, sino siervo de todos los demás.  Y si llega el momento en que no puede predicar o servir, o no desea el oficio, vuelve a ingresar en las filas de los laicos, confía su oficio a otro y ya no es más que un cristiano común.  Así pues, es necesario hacer una distinción entre el ministerio, o el oficio del que sirve, y el sacerdocio común de todos los cristianos bautizados.  Pues este oficio no es más que un servicio público, delegado en uno por toda la congregación, cuyos miembros son todos sacerdotes al mismo tiempo."[4]

 

            Hemos visto, entonces, que sí, hay un oficio especial en la iglesia, que llamamos normalmente en nuestros círculos "el ministerio público."[5]  Pero también vemos claramente que hay necesidad de preparar a todos los santos para dar testimonio, y para apoyar y participar en el ministerio de la iglesia como miembros de un sacerdocio real.[6]

 

El Contexto Misional

 

            Enfatizo tanto este punto porque veo, viajando por muchas partes de Latinoamérica y el Caribe, que en nuestras iglesias generalmente, no para mencionar nuestras iglesias en Los Estados Unidos, con algunas excepciones muy notables, la idea persiste que es el pastor ordenado quien tiene que responsabilizarse por el alcance misionero de la iglesia.  En algunos contextos de una iglesia bien establecida, en una comunidad mayormente cristiana, posiblemente no sea mayor problema; por ejemplo, cuando yo fui pastor de una iglesia bien establecida en un área rural del sur del estado de Minnesota, donde, en verdad, había pocas personas que no eran miembros activos de una iglesia cristiana u otra.  Mi trabajo era mayormente la tarea noble de mantener con la palabra y los sacramentos lo que se había establecido.  Por cierto, varias veces tuve que corregir o buscar a una oveja desviada, para que regresara al rebaño.  Y había algunas nuevas familias que se mudaron a la comunidad, que me dio oportunidad para evangelizar e invitar a nuestra iglesia, y es cierto que esta iglesia se ocupaba mucho en el apoyo de obra misionera en otras partes del mundo, pero a la verdad, la congregación en si, no se hallaba en un contexto misional. 

            Pero aquí estamos hablando del papel del pastor en la educación teológica en el contexto misional, el contexto donde la mayoría, si no todas, de nuestras iglesias se encuentran hoy en día, donde es imposible que un sólo pastor-misionero, trabajando a solas, haga todo lo necesario para alcanzar al gran número de las personas que viven en las tinieblas.

 

Educación Cristiana y Educación Teológica

 

            Por eso también, haría una distinción en cuanto a la terminología que usamos.  Es necesaria una aclaración acerca de lo que llamamos la "educación teológica," y la distinción entre lo que llamamos la "educación teológica" y la  "educación cristiana."  En verdad, en las palabras mismas, no hay mucha diferencia en el significado; sin embargo, hoy en día suele decirse "educación cristiana" cuando estamos hablando acerca de la enseñanza en general que se lleva a cabo al nivel congregacional.  Por ejemplo, estudios bíblicos dominicales, escuela bíblica de vacaciones, escuela dominical, catequesis, etcétera--Todo lo que se hace para instruir al cristiano para su propio crecimiento espiritual y beneficio personal.  En mi trabajo como pastor de la congregación establecida, la mayoría de la enseñanza era de esta categoría, educación cristiana. 

"Educación teológica" se refiere, más específicamente, a la instrucción y capacitación que se le da al cristiano para prepararlo para un aspecto de servicio en la iglesia, sea como pastor, como evangelista, como catequista, maestro, maestra, diácono, diaconisa, sólo para mencionar algunos ejemplos.  En esta presentación, lo que nos interesa es la educación teológica, es decir, la preparación de cristianos para actuar, para servir, para ejercer un trabajo u ocupar un puesto u oficio de responsabilidad en la iglesia.  No estamos hablando de la educación cristiana en general, que normalmente tiene como su fin el crecimiento espiritual personal del individuo como creyente.

 

La Necesidad de una Educación Teológica Contextualizada

 

Creo que me pidieron hablar sobre este asunto por algunas observaciones que hice después de que el Presidente Winterle y yo hicimos una visita por las regiones del nordeste y norte de Brasil.  En esta gira me quedé impresionado por el gran trabajo misionero que los pastores-misioneros de la Iglesia Evangélica Luterana de Brasil están realizando en un contexto, en varios aspectos, bastante distinto al contexto "tradicional," por decirlo así, en que la IELB existe.  Verdaderamente es un contexto misional.  Se nota en primer lugar por echar un vistazo a la lista de los miembros.  No hay tantos Scheuman, Schroeder, o Schultz, sino más bien son Santos, Segovia o Solera. 

Había un caso específico que vi allá que me llamó la atención.  Es de un pastor-misionero que verdaderamente está haciendo una obra impresionante.  Observé que su congregación está bien activa, y en el culto había mucha gente muy feliz por haber conocido a Jesucristo a través del ministerio de este pastor.   Celebramos un culto especial una noche, y había un visitante en el culto (como era culto especial para la conferencia regional) quien era misionero norteamericano de otra denominación--una denominación evangélica bastante activa en el área.  El señor me dijo que estaba muy agradecido al pastor luterano allá, porque daba cursos en su instituto bíblico, de su denominación, todos los martes.   Me explicó que tienen un programa de capacitación teológica, no sólo para los pastores, sino también para otros miembros que quieren prepararse mejor para servicio en sus congregaciones.

Me puse a pensar, ¿Estará haciendo algo semejante el pastor luterano para su propia congregación?  Ustedes pueden adivinar la respuesta.  Mientras los miembros de la otra denominación beneficiaban de la enseñanza teológica del pastor luterano, los miembros de su propia congregación no tuvieron la misma ventaja para  prepararse mejor para servicio.  Como dije, tengo mucho en aprecio el gran esfuerzo que el pastor luterano está haciendo para alcanzar a la comunidad con el evangelio.  No obstante, también, es una lástima que algo así como su propio programa de educación teológica no se esté llevando a cabo para mejorar la capacitación y empoderamiento de sus propios miembros para la misión de la iglesia.  Ahora, en esa noche cuando visité esta congregación, como era una iglesia brasileña, por supuesto había también churrasco después del culto.  Así que se me dio oportunidad de conversar con algunos miembros.  Varios me comentaron que les gustaría prepararse mejor en cuanto a la teología, no sólo como curiosidades, sino para poder tomar más responsabilidad en la obra del Señor.

Doy gracias a Dios que me ha permitido conocer muchas congregaciones y muchos hermanos y hermanas en Latinoamérica y el Caribe.  Lo que he notado es que la gente está dispuesta para colaborar, para ayudar con la gran misión de Dios, pero en muchos casos les falta una preparación adecuada para realizar su potencial.

 

Modelos Adecuados

 

Hemos visto que los miembros tienen no sólo el derecho y responsabilidad de mejorar su preparación teológica, sino también el deseo de hacerlo.  Posiblemente lo que se necesita es un nuevo modelo o paradigma  para que esta enseñanza, es decir, la educación teológica, pueda extenderse de una manera eficaz, para que más gente pueda involucrarse en ella.

A la vez, creo que por alguna razón, no hemos encontrado la clave o el modelo que permite o promueve una expansión dinámica.  Ciertamente yo no tengo todas las respuestas, pero creo que el desarrollo de liderazgo maduro, o siervos maduros si les gusta mejor este término, es esencial.  Parte de su desarrollo es su movilización.  Han habido varios intentos de llevar a cabo un programa de educación teológica al nivel local, o congregacional, con una variedad de resultados.

En Guatemala, por ejemplo, el programa de Educación Teológica de la iglesia, contemplaba e incluía el plan de llevar a cabo la Educación Teológica al nivel regional y congregacional.  Por ejemplo, en una aldea bastante poblada pero retirada, donde el idioma materno de la gente no es español sino el Quiché, el pastor enseñaba a unos ocho a diez de sus miembros más activos en un curso diseñado a capacitarlos para servir en la obra de su iglesia local, e inclusive, participar en la evangelización de aldeas vecinas.  Desafortunadamente, por alguna razón que desconozco, el curso no fue llevado a una conclusión (era un curso de dos años).  Cuando salí de Guatemala in 1994, los estudiantes estaban muy animados, y el pastor local me parecía bastante comprometido, pero por alguna razón, no se le dio seguimiento al curso.  Y, de lo que sepa yo, no ha habido una expansión de la obra en ese sector. 

Ustedes podrán proveer muchos otros ejemplos de éxitos y fracasos en la educación teológica al nivel local.  Puede depender de cosas tales como la falta de organización, o la falta de finanzas también a veces.  Pero hay otro factor muy importante, creo yo, que afecta negativamente nuestra habilidad de realizar un programa de educación teológica al nivel local que satisfaga las necesidades de la iglesia y promueva una expansión dinámica.  Posiblemente vale la pena pensar en un modelo o paradigma mejor en cuanto a nuestra metodología.

Cuando pensamos en un nuevo modelo o paradigma en la educación teológica, debemos ir más allá que las preocupaciones en cuanto a finanzas, y aun más allá que asuntos de organización.  No es decir que tales asuntos no sean importantes en cualquier programa o aproximación.  Primero, sin embargo, precisa ver las implicaciones de la teoría pedagógica, y cómo se relacionan al tema del pastor en la educación teológica, porque una metodología inadecuada afecta negativamente el éxito de cualquier programa de instrucción.

 

Una Pedagogía Adecuada

 

Acción/Reflexión/Acción:  Cuando hablamos del papel del pastor-misionero en la educación teológica, debemos recordar que estamos hablando principalmente de una enseñanza o adiestramiento dirigido a los adultos.   Y por eso, hay ciertos factores pedagógicos que deben tomarse en cuenta.  Uno se llama el modelo o patrón "acción/reflexión/acción."  Este patrón o modelo tiene una dimensión tanto pedagógica como teológica.  En parte tiene que ver con la teoría de andragogía, es decir, que la enseñanza dirigida a adultos es diferente que la enseñanza para niños.  Adultos aprenden de una manera distinta de los niños (pedagogía).  Los adultos necesitan reflexionar sobre la materia estudiada para que aprendan.  Veremos esto en detalle más adelante.

También, hay una dimensión teológica en este modelo acción/reflexión/acción, porque, si nos acordamos de los antiguos teólogos luteranos, nos damos cuenta que la teología, en su sentido primario, es una habitus prácticus.  O sea, la teología es teología solamente cuando se halla en la práctica.  El antiguo teólogo Calov la describió de esta manera cuando dijo que la teología es "la aptitud especial de aplicar el evangelio a la vida de otros para que resulte en su salvación."

El seminario al cual yo acabo de aceptar un llamamiento para servir como profesor fue fundado en el año 1846 como lo que se llamaba el "seminario práctico."  Sin embargo, los fundadores del seminario no tenían en mente el concepto moderno de práctico cuando definieron el seminario en esta manera.[7]  No quiere decir que el seminario fue fundado como una institución principalmente para la enseñanza de habilidades prácticas en el sentido moderno, sino que práctico significaba que la teología en su sentido primario puede enseñarse sólo en una dinámica de praxis.  Por esta razón, la  experiencia siempre ha sido parte del programa en el Seminario Teológico Concordia, mientras el seminario de San Luis, que se llamaba el seminario teórico, sólo implementó experiencias en el ministerio como parte de su curriculum hasta muchos años después, no simple y sencillamente para enseñar habilidades, sino para promover y proveer una reflexión dinámica entre las realidades concretas de gente y la verdad del evangelio.

 

La Dimensión Experimental

 

El educador teólogo Charles Wood, en su libro Vision and Discerment (Visión y Discernimiento) expresó la validez de rescatar el concepto de los teólogos antepasados en cuanto al estudio teológico.  Wood señaló a Lutero quien no quiso aceptar una dicotomía entre la teoría y la práctica.  Lutero reconoció la dimensión experimental en la formación de un teólogo cuando habló de tentatio o Anfechtung.  Dijo que sólo a través de tentatio aprende uno el verdadero sentido de las Escrituras:  "No aprendí mi teología de una vez, sino que tenía que mirar más allá, hacia donde me llevaron mis tentaciones."  Este tentatio es una experiencia de lucha que puede realizarse solamente en el anfiteatro de la vida, donde las fórmulas doctrinales están sometidas a la prueba.  Una aproximación a la teología puramente especulativa es deficiente, más que deficiente, es inválida y satánica, según Lutero.  Una de sus declaraciones más impactantes para la persona que se dedica al estudio y proclamación de la palabra de Dios es:  "Non legendo, intelligendo aut speculando fit theologus," sino "vivendo, immo morendo et damnando" (Un teólogo no se hace leyendo, entendiendo, o especulando, sino viviendo, mejor dicho, muriendo y siendo condenado).[8]

 

La Congregación o Misión como Local de Educación Teológica

 

El patrón acción/reflexión/acción, entonces, reconoce que hay una relación dinámica entre la teología y la vida concreta, y que la teología se aprende y se entiende cuando se vincula a la vida.  Y el contexto más adecuado para realizar esta relación está en las congregaciones y misiones, donde la Realidad del evangelio, se enfrenta a la realidad de las vidas de personas.  El teólogo Ricardo Osmer, lo dijo así:

 

La congregación es el local principal de la reflexión teológica práctica, porque en la congregación se les enseña a personas el conocimiento teológico y ético requerido y personas son nutridas en su uso de este conocimiento para reflexionar sobre sus vidas en el mundo.  La congregación en sí es una comunidad de discurso teológico práctico.  Su liderazgo, tanto laico como ordenado, desempeña un papel  importante en la calidad de reflexión teológica práctica que se realiza durante su vida (162).[9]

 

Esto no es para decir que la educación teológica solo se lleve a cabo al nivel congregacional.  Como dijo Osmer:

 

La capacidad de la congregación para enseñar y mantener este tipo de reflexión depende de su participación en diálogo con otras expresiones institucionales del oficio de enseñar de la iglesia: seminarios, organizaciones, juntas, agencias, líderes denominacionales, solo para mencionar algunas.  Estas comunidades traen a la conversación modos diferentes de reflexión teológica que pueden profundizar, expandir, y evaluar la reflexión práctica de individuos y congregaciones.

 

Lo que se intenta aquí, en ver la congregación, o misión, como el local de la teología práctica, es promover una reflexión teológica en relación con las vidas de cristianos comunes.  Así que, al nivel local el modelo acción/reflexión/acción se puede implementar.  Tanto la congregación como una misión provee un contexto bastante adecuado para "hacer la teología."

 

Teoría de la Educación para Adultos

           

En cualquier programa de educación teológica, debemos recordar que estamos trabajando con adultos.  Como se mencionó anteriormente, los adultos aprenden de otra manera que los niños.  Los niños pueden recibir, clasificar, organizar y almacenar, por decirlo así, una cantidad inmensa de información mientras aprenden.  Cuando uno crece y llega a ser adulto, pierde esta gran capacidad.  Es por eso que mis hijos, por ejemplo, aprendieron español bastante bien, simplemente jugando en la calle con otros patojos, mientras mi esposa y yo tuvimos que sudar y sufrir muchos dolores de cabeza, con un maestro estudiando seis horas diarias por seis meses, sólo para comenzar a tener un conocimiento básico del idioma.  Así que, la metodología que se usa para niños no es adecuada para adultos.

            Cuando se trata de la educación de adultos, Malcome Knowles menciona cinco factores que se tienen que tomar en cuenta.  Los educandos adultos tienen cinco características:  1)Auto-dirigidos; 2)son motivados a superarse; 3)tienen mucha experiencia; 4)se enfocan en soluciones de desafíos o problemas; y 5)buscan una aplicación directa de la materia.[10]

            Auto-dirigidos:  Al trabajar con adultos en un programa educacional, los adultos generalmente están dispuestos a buscar información por su propia cuenta.  Esto quiere decir, por otro lado, que el instructor a veces se encuentra en otra "onda" que el estudiante, porque muchas veces el estudiante adulto trae sus propias necesidades al programa.  Por eso, es importante que los instructores se enfoquen en los asuntos importantes del estudiante, quien tiene una idea de sus necesidades inmediatas, por las cuales está buscando una respuesta o solución.

            Motivados a superarse:  Los adultos que participan en un programa de educación teológica probablemente están motivados a superarse.  Los adultos que toman el paso de participar en un programa para una preparación adicional reconocen el valor enriquecedor y liberador del conocimiento.  Es algo que se tiene que tomar en cuenta cuando uno está enseñando a adultos.  Es cierto que los adultos se preocupan también con las notas que están sacando, por ejemplo, pero el uso de tales cosas como notas para motivarlos no es tan importante para adultos.  Normalmente trabajan según su capacidad, interés y compromiso en el asunto.  Si un estudiante adulto no está motivado a hacer el trabajo, las tareas, las lecturas o participar en las pláticas, primero habría que ver si en verdad el curso responde a sus necesidades.

            Varias Experiencias:  El alumno adulto trae a la situación de aprendizaje un trasfondo rico en experiencias que pueden utilizar para evaluar, integrar y aplicar el asunto tratado.  Traen un tesoro de experiencia de sus situaciones previas en la vida y sus profesiones, ocupaciones u oficios.  Ese trasfondo de experiencia puede ser una herramienta maravillosa de aprendizaje tanto para el estudiante como para el instructor.  Pedagógicamente esto tiene implicaciones grandes para la situación y metodología de estudio.  Me parece inadecuado, hasta ridículo,  tratar a licenciados, contadores, pilotos de aviones, maestros o gerentes de negocio como si fueran niños, como si estuviéramos en una aula de escuela secundaria, lo hacemos a veces, inclusive en el seminario donde enseño yo.  Los estudiantes adultos traen experiencias muy ricas y valiosas al estudio de la teología, que puede tener aplicación, aún a la enseñanza de la teología.

            Se Fijan en la Solución de Desafíos o Problemas:  Knowles señaló que adultos generalmente aprenden mejor en el contexto de la búsqueda de una solución para un problema o desafío.  Muchas veces traerán problemas a la situación de aprendizaje para los cuales están buscando respuestas.  A la vez, adultos pueden aprender mucho cuando la resolución de problemas es usada como una metodología pedagógica importante.

            Aplicación Directa:  Finalmente, e importante, los adultos buscan, hasta, yo diría, exigen, una aplicación directa de lo que están aprendiendo.  Para que el adulto integre la información estudiada a su cosmovisión, debe ver la aplicabilidad práctica de la materia estudiada.  El adulto siempre se está preguntando, ¿cómo se encaja, o se conecta, o se relaciona esta nueva información a mi realidad?  Si tiene relación con su realidad, se registrará, se almacenará.  Si no tiene relación a su realidad o necesidad, probablemente desconsiderará la información, no la recordará.

 

La Taxonomía Experimental de Objetivos Educacionales

 

            Como se puede notar, estos factores de la andragogía no tienen aplicación sólo en cuanto al rol del pastor en la educación teológica, sino que pueden informar cualquier programa de educación para adultos.

Asimismo, un estudio en cuanto a los objetivos del proceso educativo nos puede ayudar en el desarrollo de educación teológica, sea a un nivel local, regional, o nacional, o sea a un nivel académico principiante, intermedio o avanzado.  Este modelo relativo a los objetivos de cualquier enseñanza dirigida hacia adultos, en mi opinión, tiene mucho significado para la educación teológica.  El modelo se llama "la taxonomía experimental de objetivos."[11]   Los autores de este modelo han reconocido la situación única que la enseñanza de los adultos presenta y la importancia de la dimensión experimental en la educación.  Han desarrollado una taxonomía de objetivos educacionales que informó la metodología en el programa de educación teológica por extensión que diseñamos en Guatemala.  Tradicionalmente, objetivos o metas educacionales se describen en términos de tres áreas:  conocimiento, habilidades, y actitudes o lo ontológico.   La taxonomía experimental provee una consideración distinta, en la cual los objetivos se van en una secuencia lógica, y se colocan uno sobre el otro, hasta llegar a lo más esencial, o la verdadera aprendizaje.  En otras palabras, es un modelo que reconoce que el proceso de aprender es un proceso de desarrollo.

Según este modelo, hay cinco pasos o fases en el proceso educacional.  No se considera que la verdadera aprendizaje o educación se ha realizado hasta que se ha alcanzado el quinto paso.  Los cinco niveles son: 1)Presentación, 2)Participación, 3)Integración, 4)Interiorización, y 5)Propagación o diseminación.  El papel del profesor o instructor cambia dependiendo en dónde está el estudiante en el proceso educacional.

Presentación:  En este nivel o fase, al aprendiz básicamente se le presenta nueva información.  La responsabilidad del instructor es presentar la información de una manera entendible.  Si el estudiante no ve la importancia o relevancia de esta nueva información, se frustra de una vez el proceso educacional.  Desdichadamente, a veces estudiantes nunca progresan más allá que esta fase.  Quizá el estudiante hará lo mínimo para ganar el curso, o a veces lo necesario para lograr calificaciones bastante buenas, pero no ve la importancia o relevancia de la materia, y verdadera comprensión no se ha logrado.

Participación:  En este nivel, el estudiante ve la relevancia de la nueva información, y decide tácitamente considerar el asunto más.  O sea, ve que vale la pena perseguir estudiando el asunto, no solamente porque es requisito del curriculum, sino porque le tiene relevancia.  El papel del instructor en esta fase es funcionar como catalizador, es decir, proveer información adicional y animar al estudiante.

Integración:  Cuando el aprendiz llega a la etapa de integración, él comienza a manipular, relacionarse a, y dialogar con la información.  Se aplica la información, llega a conclusiones, y el estudiante quizá comenzará a conversar con otros estudiantes en dialogo, posiblemente aun afuera de la aula.  El estudiante está empezando a ver cómo la nueva información tiene aplicación y comienza a integrarla en su manera de pensar.

Interiorización:  La interiorización ocurre cuando la nueva información comienza a ser parte de la cosmovisión del estudiante.  Comienza a tomar posesión de la materia.  Llega a ser parte de su subconsciencia, y así comienza a tener influencia sobre sus decisiones y acciones.  En este nivel, el papel del instructor es de sostener el proceso que se está llevando a cabo en el estudiante.

Diseminación:  Esta fase en la taxonomía de aprendizaje, mientras viene de la arena secular, tiene implicaciones importantes para educación teológica.  Según los autores de esta taxonomía de objetivos, el proceso de aprender no se cumple hasta que el aprendiz a llegado al punto de que la materia es tan profundamente una parte de su ser, que es motivado a compartir lo aprendido, sus implicaciones y sus aplicaciones, con otros.  In otras palabras, si la información se ha asimilado y entrado en la cosmovisión del estudiante, se habrá adueñado de la materia tanto que intentará convencer a otros.

La aplicación para la educación teológica de la taxonomía de objetivos, como también las perspectivas de Knowles en cuanto a la educación de adultos, es obvia, aun, diría yo, para un programa tradicional-residencial.  La manera de enseñar a niños, lo que se ha llamado el "modelo bancario," funciona para niños.  Niños tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de información para algún posible uso en el futuro.  La taxonomía experimental de objetivos, sin embargo, nos ayuda a ver cómo el proyecto de enseñar debe enfocarse más en problemas, soluciones y aplicaciones cuando enseñando a los adultos.

 

Paulo Freire y la Concienciación

 

Ustedes tendrán bastante conocimiento de Paulo Freire, el educador brasileño.   Muchos de sus ideas han sido útiles para aquellos que se involucran en la educación teológica.  Su trabajo tiene mucha aplicación a la educación en culturas rurales, donde ha habido poco contacto con el estudio académico.  Sin embargo, mucho de lo que dice tiene aplicación a cualquier situación didáctica.  La preocupación de Freire es que la educación sea mas que una transferencia de un cierto cuerpo de información.

Para Freire, la educación puede ser una experiencia liberador, o, por otro lado, puede ser una experiencia opresiva, dependiendo en cómo se lleva a cabo.  Su preocupación principal es que el estudiante sea un participante activo en el proceso.  Demasiadas veces, dice, el aprendiz o estudiante se ve como un objeto pasivo, en lugar de un participante activo.  Para que haya verdadera enseñanza, el estudiante tiene que ser el sujeto, un sujeto que está estudiando un objeto.  En su metodología, el dialogo es la clave para aprender.  En este diálogo el instructor y el estudiante aprenden juntos, cada uno del otro.  En el contexto del cual escribió Freire, el instructor fue alguien de afuera haciendo alfabetización o trabajo agrónomo por extensión entre agricultores en áreas rurales.  Mientras los programas del gobierno con las cuales él trabajó tenían buenas intenciones, dijo, los agentes muchas veces entendían poco del mundo y creencias de la gente que estaban tratando de ayudar.  La única manera de proveer verdadera asistencia a la gente sería trabajar y aprender juntos con ellos, en diálogo sobre los asuntos y problemas de la gente.

Según Freire, es necesario elevar la conciencia de la gente a un nivel "crítico."  Quiere decir, en palabras sencillas, que la gente tiene que aprender a pensar por sí misma.  Debe buscar las respuestas de sus desafíos.  La gente misma, por ejemplo, debe llegar a la conclusión en cuanto a cómo lo que el agente agrónomo propone tiene aplicación a su situación.

En la educación teológica, especialmente en el contexto misional, las perspectivas de Freire han ayudado, porque reconocemos que el instructor, quien a menudo es una persona de afuera (como en el caso de los pastores-misioneros trabajando en el noreste y norte de Brasil), y frecuentemente no logra relacionar bien el concepto teológico bajo consideración a la cosmovisión de los educandos.   En el contexto de diálogo, en la cual el instructor es realmente un instructor/estudiante y el estudiante es un estudiante/instructor, la relevancia y aplicación de la verdad de Dios son aprendidas más profundamente.

 

Educación Formal, no Formal, e Informal

 

Esto nos lleva a un concepto adicional a considerar al pensar en el papel del pastor en la educación teológica.  Podemos clasificar la educación en tres categorías:  Formal, no formal, e informal.  Todas estas tres tienen validez y pueden ser utilizadas para lograr una educación excelente.  Cuando hablamos de la educación teológica al nivel local, sin embargo,  sugiero que el modelo más adecuado es la educación no formal.  Educación no formal no es educación informal o sin estructura.  El término "no formal" se refiere a un programa de educación que mantiene sus normas y utiliza objetivos medibles, pero lo hace de una manera flexible.  El Dr. Mattson ha dicho que la diferencia entre la educación formal y no formal es que la educación formal es flexible en cuanta a normas, pero inflexible en cuanto al tiempo; mientras la educación no formal es menos flexible en cuanto a normas, pero puede ser bastante flexible en cuanto al tiempo.  Quiere decir que educación no formal permite una variación en términos del tiempo necesario para cumplir un curso, también en cuanto a metodología pedagógica, pero busca mantener un nivel educativo bastante constante.  El estudiante no necesariamente ha completado un curso de estudio de diez semanas al terminar el tiempo, sino hasta que ha asimilado de una manera adecuada la materia.  In educación formal, se permite, normalmente, que haya una variedad en cuanto al nivel de trabajo entre los estudiantes, pero se guarda el período de tiempo con mucha disciplina.  Cuando se termina un trimestre, por ejemplo, en un programa formal, puede haber estudiantes que han aprendido mucho, pero también generalmente hay estudiantes que en verdad nunca han aprendido o asimilado la materia, pero si tiene notas suficientemente buenas, aun que apenas gana, se promociona el estudiante al próximo nivel.  Educación no formal permite flexibilidad en cuanto al tiempo y metodología, pero no en cuanto a las normas. 

En la educación teológica congregacional, normalmente, es necesario y bueno permitir flexibilidad, aun que se tratan de mantener las normas, o sea, un nivel de resultado bastante alto.

Hasta este punto, he tratado de demostrar  la necesidad y el beneficio de que el pastor-misionero se involucre en la educación teológica al nivel local.  También, he tratado de demostrar que, al hacerlo, es necesario tomar en cuenta los principios de la educación para adultos; porque creo que muchas veces nuestros programas de capacitación han seguido demasiado el modelo bancario--que la educación teológica al nivel local se ha llevado a cabo como si fuera un asunto de depositar una cantidad de información en la mente del estudiante, como estuviéramos depositando dinero en el banco.  Posiblemente es por esta razón que programas locales que se han iniciado han fracasado.   Creo que si no hay una motivación misionera, y si no comenzamos a tratar a los educandos adultos como adultos, el proceso educativo y la posibilidad de movilizar a los santos se impedirán.  O sea, lo que se necesita no es solamente el deseo de hacer algo, sino que también se necesita una metodología que empodere y movilice a personas.

 

El Ejemplo y Metodología de Jesús

 

Para entender todavía más claramente el papel del pastor en la educación teológica, especialmente en el contexto misional, podemos ver cómo esto se realizó en el caso del pastor prototipo, el buen Pastor y maestro, nuestro Señor Jesucristo.  Mientras es cierto que vivimos en otra época, otra cultura, otra realidad en muchos aspectos, en verdad, hay mucho que aprender de la misiología de Jesús, y la metodología que siguió al capacitar a sus discípulos.

En primer lugar, es obvio que Jesús pudo mantener el balance entre ser pastor, y ser capacitador.  Por supuesto, él predicó, enseñó públicamente, ayudó a la gente necesitada, sanándola y dándole de comer.  Se preocupó por la gente angustiada y desesperada.  O sea, Jesús, de una manera directa, entró en el mundo concreto de Palestina y realizó un rol pastoral.   Por otro lado, nunca perdió de vista la necesidad de capacitar a otros, de reproducirse, de multiplicarse.  ¿No debe hacer cada pastor lo mismo?

Casi desde el principio de su ministerio, Jesús comenzó a llamar a sus discípulos (Mateo 4:18-21;  Marcos 1:16-20; Lucas 5:1-11; y Juan 1:35-51).  Es interesante que inmediatamente un discípulo (Felipe) llamó a otro (Natanael).  Y desde el principio, Jesús comenzó a capacitarles, no sólo con palabras, sino también por ejemplo.  Él demostró el verdadero amor siendo el ejemplo supremo de amor hacia Dios y hacia el prójimo.

Cuando enseñaba, también, usaba una didáctica dinámica, haciendo preguntas y usando ejemplos de la vida diaria.  Pocas veces enseñaba ideas abstractas, sino que usó ejemplos de la vida diaria; por ejemplo, la Parábola del Sembrador.  Jesús pudo haber explicado la enseñanza de esta parábola en abstracto.  Pudo haber dicho simple y sencillamente que algunos nunca entienden la Palabra de Dios, otros entienden pero cuando hay problemas fácilmente se caen de la fe, todavía otros se preocupan demasiado por las necesidades diarias de este mundo, sin embargo hay algunos que reciben la Palabra y se mantienen fieles a ella.  Pero Jesús usaba ejemplos de la vida diaria para relacionar la Verdad a la vida diaria, y por eso dijo:  "Un sembrador salió a sembrar . . . " (Mateo 13:1).

Mientras enseñaba a los discípulos, también les dio tareas prácticas, casi desde el principio.  Les dio instrucciones muy específicas a los doce, por ejemplo, y los envió a anunciar que el reino de los cielos estaba cerca (Mateo 10:5-11:1; Marcos 6:7-13; Lucas 9:1-6).[12]  El trabajo misionero, sin embargo, no fue limitado sólo a los doce, porque en otra oportunidad Jesús envió a los setenta con instrucciones semejantes, y los empoderó para anunciar el reino de Dios.  Cuando los discípulos regresaron de sus experiencias prácticas, le contaron a su Maestro todo lo que pasó.  Tuvieron oportunidad para dialogar sobre la experiencia (Lucas 10:1-23).  O sea, Jesús seguía una metodología integrada, combinando la transferencia de información, con experiencias prácticas y oportunidades para reflexionar sobre lo aprendido y experimentado.

Así que Jesús se multiplicó, por lo menos doce veces, pero a la verdad más todavía.  Me hace preguntar, ¿que implica para los pastores-misioneros hoy en día?  ¿No es posible o necesario hacer lo mismo?  ¿Qué papel tiene el pastor al respecto?  Cuando Jesús envió a los setenta, dijo, " "La mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Lucas 10:2).  ¿Acaso no existe la misma situación en el siglo veintiuno?

 

Conclusión:  Necesidad de Visión

 

            Para que haya una expansión más dinámica, y para que hagamos nuestra parte en la extensión del reino, es indispensable que encontremos la manera de capacitar, motivar y empoderar a más obreros.  Cuando comenzamos a movilizar a más obreros, es cierto que habrá fracasos.  Jesús también tenía sus discípulos fracasados, que lo abandonaron, algunos lo traicionaron y uno aun lo entregó.  Pero Jesús todavía utilizó a esta misma gente débil e inútil para cambiar al mundo.[13] [14]

           

            Para concluir, quiero contar otra experiencia que tuve cuando visité las misiones y congregaciones del norte y nordeste de Brasil.  En las conferencias regionales, el pastor Winterle me dio la oportunidad de dirigir unas palabras a los participantes.  En una ocasión, mencioné que si estuviera llevando a cabo obra misionera en la región, estaría trabajando en el desarrollo del liderazgo en el local.  Dije que tendría algo como un "mini-seminario" al nivel local.  Una tarde el presidente de una de las congregaciones me llevó por una vuelta por la ciudad, mostrándome los lugares de misión.  Y me comentó algo como, "Si hiciéramos como usted dijo, y comenzáramos a capacitarnos, nada o nadie podría detenernos."

            El mismo Pastor Winterle me comentó que fue expresado por los laicos varias veces en las conferencias del norte y nordeste el deseo de tener un instituto bíblico en su región.  

            Es cierto que se necesita infraestructura, pero en muchos casos ya existe en nuestras iglesias, por ejemplo el programa de extensión que tiene este seminario, o que existe en otras de nuestras iglesias.  Al fin y al cabo, sin embargo, el pastor-misionero es la clave.  Si el pastor trabajando en el contexto misional tiene la visión de multiplicarse, y entiende que tiene un papal en la educación teológica de la iglesia, y está dispuesto a utilizar una pedagogía adecuada, creo que el pueblo de Dios responderá, Dios lo bendecirá, y veremos una expansión dinámica de nuestras iglesias.[15]

 

 

 

 

Douglas L. Rutt

8 de mayo, 2000

 

 


 

[1] Sea lo que sea la interpretación de Efesios 4:12  (pro.j to.n katartismo.n tw/n a`gi,wn eivj e;rgon diakoni,aj( eivj oivkodomh.n tou/ sw,matoj tou/ Cristou/), el apóstol Pablo enfatiza la importancia de la buena preparación del pueblo de Dios.

[2]Drickamer, John. 1981. Walther on the Church. Concordia Publishing House: St. Louis.

[3] En otro lugar del mismo sermón, Walther dijo:  "Estimados amigos, si vemos a una persona tirada en la calle, desvalida con una necesidad física urgente, golpeada y herida, ¿no creemos que es nuestra obligación detenernos para ayudarle?  No esperamos primero hasta que venga un médico certificado.  Lavamos sus heridas y la llevamos a un lugar donde la pueden cuidar.  Nos creemos constreñidos por el llamado de amor cristiano.  De igual manera, si un cristiano encuentra a una persona herida en su alma, el cristiano no debe pensar, '¿Qué tiene que ver conmigo?  El pastor es el médico espiritual, que venga él para ayudarle.'  No, cristiano, aquí el llamado de amor se le extiende a ti." 

[4] Citado de Juan T. Mueller, Doctrina Cristiana, pp. 380-381.

[5]Véanse en las Confesiones Luteranas CA, V, 1-3; XIV; Ap. XIII, 12; Tratado 67-72.

[6]El Dr. Alvin Barry dice en una ponencia dada originalmente en la conferencia de la ILC de agosto, 1997: "Por Cristo, nosotros los cristianos ofrecemos nuestros cuerpos como sacrificios vivos.  Oramos por nosotros mismos y por nuestro prójimo.  Y proclamamos, declarando los hechos maravillosos de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable" (Church and Ministry Issues in the LCMS Today: An Essay from the Office of the President.  http://www.lcms.org/president/churchandministry.htm p. 5)  Véanse también pp. 8-9, donde dice, "Mientras estamos pensando en los privilegios y responsabilidades del sacerdocio universal, no debemos omitir que los laicos puedan y deben hablar acerca de Jesucristo con sus parientes, amistades y vecinos.  Las puertas abiertas que tienen para hacerlo en sus vidas diarias son innumerables, y debemos constantemente levantar este privilegio ante los ojos del pueblo de Dios, su sacerdocio real". (Nota: El sitio mencionado ya no existe.  Estoy buscando el documento)

                [7]Miller, Glenn T.  Piety and Intellect: The Aims and Purposes of Ante-Bellum Theological Education.  Atlanta: Scholars Press, 1990.

[8]Las últimas palabras escritas por Lutero antes de su muerte también demuestran su apreciación por la dimensión experimental de la educación teológica:  "Nadie puede entender a Virgilio sin cuidar a ovejas u ocuparse en la agricultura por cinco años.  Nadie puede entender a Cícero sin haber sido político por veinte años.  Nadie puede entender las Escrituras sin haberse ocupado en la curación de almas por cien años." 

[9]Osmer, Richard Robert.  A Teachable Spirit: Recovering the Teaching Office in the Church (Un Espíritu "Enseñable": Recuperando el Oficio de Enseñar en la Iglesia) Louisville, Kentucky: Westminster/John Knox Press, 1990.  

[10]Un resumen valioso de la teoría de educación adulta y sus implicaciones para la educación teológica se encuentra el libro Developing Leaders through Theological Education by Extensión: Case Studies from Africa (Desarrollando a líderes a través de la Educación Teológica por Extensión: Ejemplos de África), por Stewart G. Snook, 1992.

                [11] Steinaker, Norman W. and M. Robert Bell. The ExperientialTaxonomy: A New Approach to Teaching and Learning (La Taxonomía Experimental: Una Nueva Aproximación a la Enseñanza y Aprendizaje) New York: Academic Press, 1979. 

[12] Es interesante que en gran parte la instrucción que dio a los discípulos en gran parte tiene que ver con el sufrimiento y tentación que tendrían que sufrir en sus ministerios a causa del evangelio, tema que repite muchas veces (ej. Juan 15-16).

[13] Por ejemplo, véase Marcos 16:14-15, "Después se apareció a los once mismos cuando estaban sentados a la mesa, y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.  Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."

[14] Aunque no tenemos tiempo para evaluar asimismo la metodología de San Pablo en cuanto a la capacitación y empoderamiento para el ministerio de la iglesia, es obvio que siguió principios semejantes (Véase Allen, Roland, Missionary Methods: St. Paul´s or Ours (Métodos Misioneros: ¿Los de San Pablo o los Nuestros?),  Grand Rapids: Eerdmans, 1962.   Véanse también Hechos 20:17-38 como ejemplo de la práctica y enseñanza de Pablo a los ancianos/obispos de Éfeso.

[15] El Dr. Roger Pittelko, presidente emeritus del Distrito Inglés del Sínodo de Misuri, enseñó que cristianos luteranos están atrapados en una paradigma vieja de ministerio que ve el papel del pastor como si fuera un sacerdote parroquial quien hace todo el trabajo de la congregación.  Sin embargo, dice Presidente Pittelko, hay otros modelos, más antiguos todavía--donde los ancianos y diáconos y diaconisas tienen su trabajo estipulado por la congregación bajo la autoridad del pastor.  Se llamaría el modelo episcopal, de la palabra griega episkopos, que significa "encargado," o "supervisor."